¿YA HICISTE TU LISTA?
Buenos días familia, el Señor los bendiga
Hace unos minutos terminé de escribir una carta para mi hermana menor, la cual en unos días va a realizar un retiro; va a tener por primera vez esta experiencia tan enriquecedora con el Señor.
En esa carta hice una solicitud que no había podido hacer en mucho tiempo, pedir perdón. No es igual de fácil ofender con una palabra o acción, que pedir perdón. Como cuesta tanto, lo postergamos como si tuviéramos un mañana seguro, y en últimas lo olvidamos, creyendo que el tiempo todo lo cura.
Una vez me encontraba en una de las clases de discipulado y el Señor nos hablaba del perdón; hablaba sobre perdonar a los demás; y una de las actividades que se nos pedía, era hacer una lista y enumerar a cada persona a quien debíamos pedir perdón; y no solo era enumerarlas, sino que el desafío era comenzar a pedirles perdón. No fue fácil hacer esa lista; sí, fue larga, pero con determinación, llamé y pedí perdón. Sentí que algo dentro de mi salió. Me sentí mejor conmigo misma, pues sabía que con ello, poco a poco iba sanando mi corazón.
Tiempo después el Espíritu Santo (ES) me hizo recordar esa lista; la volví a revisar, y para mí sorpresa, todas las personas que estaban allí, ya habían salido de mi vida, algunas ni las volví a ver ni saber de ellas. Me pregunté, ¿quien me hace falta? Y no terminé de hacerme esa pregunta, cuando el Espíritu Santo, como es experto en redargüir, me dijo: “tu mamá; luego siguió mi papá, y la lista crecía,pues terminó con mis 5 hermanos y con el papá de mi hija.
Esa lista tiene algunos "ok" , y muchos "pendiente"... No me puedo engañar a mí misma y mucho menos a ti Padre que todo lo sabes, y más cuando me recuerdas que debo ser hacedora de la palabra, y no tan solamente oidora, engañándonos a nosotros mismos.
“Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1: 22-25
Padre, Dios todopoderoso, sé que llegaré a ser bienaventurado (a) en todo lo que haga. Sé que tu Santo Espíritu me enseñará, me guiará, y me dará la fortaleza para que esa lista sea completada, cumpliendo así tus mandamientos, y siendo aún más bendecida.
Gracias ABBA Padre, por tu paciencia, misericordia y amor. Sígue transformándome Jesús, te quiero conocer aún más, y enséñame a tener un corazón como el tuyo. ¡Te necesito!
Lorena Díaz
Dios habla de tantas maneras, nosotros somos los que nos la damos que el mensaje no es con uno.
No perdonamos, sin embargo queremos el perdon de Dios. Algo hay que escuchar y