Una recompensa

UNA RECOMPENSA

“Tú me enseñaste a vivir como a ti te gusta. ¡En tu presencia soy muy feliz!¡A tu lado soy siempre dichoso!” Salmos 16:11 (TLA).

Ser creyente del Dios Vivo, tiene recompensa. Esta que te comento hoy, es una de ellas, el gozo. Sabiendo que somos salvos por la fe, y teniendo claro que hemos sido elegidos como sus hijos, por tanto somos coherederos del Reino, Él nos enseña diariamente a vivir , pero a vivir como a Él le gusta, como a Él le agrada, con gozo. 

Es una realidad, que estando en el camino tendremos aflicciones; lo que en “costeñol”(español hablado en la costa Atlántica), sería algo así como: 
 “en las verdes y en las maduras debo estar alegre”. 
 
Al vivir en Él, en sus enseñanzas, y de la manera como a Él le agrada; entonces los momentos felices, los momentos de paz, gozo, risa y baile son más prolongados; mientras que aprendemos a hacer más cortos los momentos de tristeza, en especial porque sabes que Él nos ama , y que “para los que amamos a Dios, todas las cosas obran para bien”; eso incluye las cosas buenas y las cosas malas que nos suceden, o sea , todas.

Cuando tropiezas pero no caes, aprendes a entender que es una enseñanza, y al mismo tiempo una alerta de que estás caminando algo distraído. 
Si caes, es porque Papá quiere que hagas una pausa en el camino. 
Si te enfermas, es para que descanses un poco y renueves tus fuerzas. Cuando la enfermedad es muy fuerte, es para que seas testimonio de su propósito y de su poder para sanarte. 

Si económicamente no eres próspero o estás pasando por dificultades, es porque Dios quiere que entiendas que Él es tu proveedor, inclusive de la manera que aún no entiendes; y te demuestra que dependes de Él. A Él le agrada que aprendas a depender de Él.

Si eres ejemplo de una economía próspera, Dios te usará como un instrumento para bendecir y proveer a otros que lo necesitan; a aquellos a los cuales Él decida que sus alacenas sean llenadas de forma sobrenatural a través de ti, y tal vez te use para hacerlo. Déjate guiar por Él.
Si te caes, mi hermano, levántate; y si te vuelves a caer, vuelve a levantarte; pero sobre todas las cosas, gózate, porque ya tienes la recompensa en tus manos.

Javier Pertuz