SER HACEDORES DE SU PALABRA
“No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.” Lucas 6:37
Buenos días familia. El Señor los bendiga.
Mi lugar de trabajo ha sido un reto, somos siete personas en la oficina distribuidos de la siguiente forma: mi jefe y mi compañero de puesto más cercano son ateos, una de mis compañeras piensa que el Antiguo Testamento fue escrito por el ángel caído, y saca lo mejor de ciertas religiones para ponerlas en práctica; la otra chica, cree en Dios, pero no en Jesús; la más antigua de la oficina, muy poco opina de temas “religiosos”, y finalmente la más joven, ha tenido una experiencia no tan buena con el cristianismo, así que se ha mantenido alejada. Describo esta situación, pues ha sido un desafio reflejar a Papá cada día que he estado en este puesto laboral, es tan fácil navegar en ese mundo que tiempo atrás me sentí cómoda y donde dar un par de pasos incorrecto, era lo "normal"... En este lugar es donde puedo darme cuenta qué tanto he avanzado o en qué estoy fallando... Es una buena unidad de medida y que me motiva a buscar más de ti Papá!
Hace un tiempo se estaba presentando una situación con mi jefe, era algo que me tenía molesta e incómoda. No decía nada, pero si pensaba muchas cosas, lo que finalmente es lo mismo. Luego, me uní con mis compañeros y dedicamos una fracción de nuestro tiempo en exteriorizar ese desagrado; otras veces, solo escuchaba mientras lo “desplumaban”, lo cual me hacía igualmente cómplice. Al poco tiempo, el Espíritu Santo me toma por sorpresa y me pregunta: “¿Por qué lo juzgas?”. Sin darme cuenta, estaba haciendo lo que normalmente hacia (antes de llegar a los pies del Señor), pero inmediatamente le pedí perdón a Papá, pues no puedo dejarme llevar por cosas de este mundo, no me puedo permitir retroceder... No ha sido fácil; he hablado con Papá para que me permita tomar una decisión que vaya conforme a su voluntad, y no dejarme llevar por mis emociones... Sí, me cuesta ser hacedor de su palabra.
Mis hermanos, a veces tenemos mala memoria, y nos sentimos mejores que los demás; hacemos lo que normalmente hace el mundo, y nos olvidamos que debemos guardar nuestro testimonio y seguir un solo modelo: nuestro Señor Jesucristo.
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace." Santiago 1:22-25.
Familia, el Señor nos está invitando una vez más a no ser olvidadizos; a no solo tener la teoría en nuestra mente, memorizar versículos, meditar su Palabra en cierto tiempo, sino que vayamos más a la práctica, situación en el cual aprendemos mucho más! Comencemos por escanearnos, mirarnos en ese espejo, arrepentirnos, pedirle perdón a Papá y a algún hermano que hemos ofendido y usar más nuestra mejor arma: la oración; dedicar nuestro tiempo y pensamiento a lo que realmente nos edifica, nos nutre y nos mantiene más cerca del Padre.
Padre Dios Todopoderoso, sabes que no soy perfecto (a); Señor, dependo de ti… conoces cuál es el anhelo que hay en mi corazón. Ayúdame a ser cada día como tú, mi Jesús; a no ser tan solo un espectador y oidor de tu Palabra, sino que pueda ponerla en práctica, y de esta forma, lograr aprender más de ti, que los demás te vean reflejado en mí, y deseen conocer a ese Dios tan bueno, hermoso, misericordioso, amoroso que eres.
Ayúdame a ser realmente un discípulo tuyo, y puedas usarme para traer más almas a tus pies. Te amo Papá, gracias por no juzgarme y amarme con ese amor tan puro e incondicional.
¡Dios es bueno...!
Lorena Díaz Castilla
Amén amén
Amén amén
Ayer denotaba una hermana, la expectativa que se le generaba por saber quién había sido el autor material del devocional del día, conforme al impacto inicial del mensaje, quiero decirles que algo similar me ocurre, solo que cuando voy terminando y no he descubierto por el estilo de la escritura quien prestó sus manos para que ABBA nos hablara una vez más, en una pelea de mi incertidumbre, con la curiosidad, el respeto, la gratitud y la satisfacción por la enseñanza, trato de no leer quien escribió, para deleitarme en los brazos del Inspirador hasta la última letra. Quiero saludar y felicitar a cada Lector de los Devocionales diarios de I.C.B.N. y a cada agiógrafo por disponerse a traernos una…