Quiero ser como Natanael

QUIERO SER COMO NATANAEL

Hoy te escribo a ti, a esa persona a la que muchas veces le ha costado desnudar su corazón ante Dios; a esa persona que ha sentido imposible ser totalmente sincero y transparente ante nuestro Padre, porque quizá todavía tiene estructuras y creencias erradas de quién es Él. Hoy quiero hablarle a esa persona que, así como yo a veces siente que Dios no la escucha, o incluso ha puesto en duda su existencia y soberanía cuando la incredulidad lo visita atacando la mente en un intento por separarnos del amor del que nos creó… 

Hermano/a que me lees: sé que no es fácil llegar a Dios y mostrarle nuestra realidad, aunque ya Él la conoce; sé que no es fácil contarle con detalle nuestros pecados, aunque ya Él incluso los perdonó; sé que no es fácil hablarle de tus miedos aun cuando Él ya está ayudándote a vencerlos; sé que no es fácil mostrarte tal y como eres poque quizá ni siquiera tú mismo te conoces; sin embargo, hoy quiero que en tu corazón quede gravado algo que me ha marcado para siempre y que Dios me ha enseñado a través de su palabra:  ¡QUIERO SER COMO NATANAEL! 

Déjame mostrarte por qué:
“Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y también los profetas, a Jesús de Nazaret, el hijo de José. Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Felipe le dijo: Ven, y ve. Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño. Natanael le dijo: ¿Cómo es que me conoces? Jesús le respondió: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael repuso: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Respondió Jesús diciendo: ¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y añadió: En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre". (Juan 1:45-51)

¿Lo notaste? Hay tantas enseñanzas en este fragmento de la biblia que debe hacernos pensar sobre cómo Dios ha hecho todo PERFECTO desde siempre, y sobre todo cómo el ser SINCEROS y SIN FALSEDAD como Natanael ante Jesús, tiene tan grandes recompensas.

 Natanael atraviesa por varios momentos, ¡miremos!: 
Primero, es encontrado por su amigo Felipe quién le habla de Jesús y lo lleva a verlo (¡Qué importante es de quién te rodeas y con quién caminas!)
Sin embargo, pone en duda lo dicho por su amigo Felipe. (Fue incrédulo y escéptico como tú y yo en ocasiones).

Luego, Natanael es sorprendido por Jesús, quién ya lo había visto venir a su encuentro, y reconoce de él que es un Israelita sin engaño, sin falsedad. (Encontrarte con Jesús cara a cara expone tu corazón).

Por supuesto que,  así como tú y yo, Natanael aún con el Hijo de Dios en frente, viéndolo y escuchándolo siguió dudando una vez más.

Jesús en su infinito amor y complacido de la sinceridad de Natanael en su encuentro le hace recordar un momento de intimidad en el que sólo habían estado Natanael y Dios bajo una higuera, en la que aquél se postraba a orarle. (Dios no necesita convencernos; pero conoce nuestro corazón humano, y solo Èl sabe darnos esos detalles únicos que nos hacen sentir seguros de su presencia).

Finalmente, Natanael reconoce y confiesa con su boca que está delante del Mesías, y esto provoca que Jesús declare sobre su vida cielos abiertos. (Es imposible resistirse ante la contundente presencia de Jesús) 

Ahora bien, yo quiero ser como Natanael: presentarme ante Jesús sin falsedad, que pueda ser yo, que no haya dobleces ni engaños; que pueda traerle mis dudas y mis preguntas; encontrarme frente a frente con Él y abrirle mi corazón imperfecto. Sé que la recompensa será mayor; sé que le agradaré;  sé que Dios se complacerá al notar que no pretendo engañarlo, porque confío en su amor y misericordia lo suficiente para derramarme tal cual Él me creó y me diseñó. Vivir sin falsedad desembocará un río de bendiciones, pues los cielos se abrirán a favor de nosotros.  

Recuerda: Si lo hizo con Natanael, ¡lo hará conmigo y contigo!

Carolina Vásquez Aguado