Buenos días iglesia, cuando sabemos quién es Jesús, lo buscamos, llegamos a Él sin vacilaciones, sin rodeos, directo al grano; pidiéndole obre en nosotros, pero no con pañitos de agua tibia, con cosas pasajeras, sino con hechos trascendentales, que nos cambien definitivamente, que nos lleven de un estado paupérrimo, a tener vida, a salir de los calabozos de prisión donde hemos permanecido a consecuencia del pecado y de la iniquidad, pasándonos a libertad, sanidad y bendición, a soltar esos viejos ropajes, a recibir el toque de su salvación.
La Palabra nos muestra la historia de un hombre, un tenaz de la fe, que hizo tal cual, cuando supo que Jesús estaba ahí, que aunque no lo viera físicamente, sabía en su ser interior que era el Santo de Israel, el Hijo de Dios; que solo en Él está la salvación, que pese a lo que le rodeara, tenía que jugársela toda, porque era ese su momento; no había más posibilidades, porque su espíritu sabía que solo Jesús tenía el poder para sacarlo del estado en que se encontraba, así que, usó todo lo que podía para llamar la atención del Redentor, y a fe, que lo logró. Veamos:
Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Marcos 10:46-52
Si provocamos un encuentro con Jesús, debemos estar dispuestos a ser transformados, a recibir lo que necesitamos, ver como Él quiere que veamos. Jesús quiere darte la visión, la que hace ver más allá de lo que según el mundo debemos ver. Él desea que veamos desde la posición de hijos de Dios.
La visión de los hijos de Dios va mucho más allá de la perspectiva humana, de la natural, te lleva a contemplar con la visión de Reino, porque al ser constituidos en hijos de Él , nuestra finalidad serán los asuntos de nuestro Padre Celestial. Que veas como Él ve, que tus objetivos sean los de Él y no los que creías eran tus metas, pasamos de lo pasajero, a lo eterno, a ejercer el rol que nos corresponde, para el que fuimos creados desde el principio para ejercerlo en esta porción del tiempo.
Suéltalo, tira lo que te amparaba en esa triste condición en que te encontrabas. Grita, si hay que gritar; búscalo y abraza la vida abundante que el Señor te da; síguelo, intégrate a su Cuerpo, y ve con los sentidos espirituales, encargándote de los asuntos que abogarán por ti el día que estés nuevamente frente a Él, para eso naciste.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Juan 1:3-4.
Señor, ¡Que yo vea!
Edgardo Pabón
Amén amén, quita de mi toda ceguera espiritual mi Dios!!!
Amén. Que yo pueda ver con tus ojos y a través de tus ojos, Padre mío.
Amén, amén