PRUEBAS
¿Ser discípulos de Cristo, equivale a ser perseguidos? Sí.
¿A ser pasados por el fuego, es decir “probados”? Ajá… sí.
¿Y a ser afligidos?... ujum… sí. ¡Cuente con ello!... póngale “chulito” a todo, y no sólo eso sino también carita feliz. ¿Cómo?, ¿carita feliz?... Sí… ya se lo explico…
Cuando Jesús encomendó a sus discípulos, la comisión de llevar buenas noticias a las naciones, les advirtió que este privilegio viene con una serie de “aderezos” que incluyen: peligros de muerte, persecución, aborrecimiento, acusaciones, etc (Mt. 10:16-23). Esto sólo por seguirlo y amarlo a Él. Pero pregunto: ¿por qué escandalizarse. Acaso la vida per se no está llena de riesgos? Sólo al nacer y ya corremos riesgo de morir. La diferencia es que en Cristo nosotros somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Ser parte de las filas del ejército de Altísimo implica un duro entrenamiento. ¿Crees que los Marines se quejan?, ¡Se sienten honrados! ¿Y nosotros haciendo parte de esta élite del pueblo de Dios, vamos a acobardarnos?
Santiago escribió: “Tened por sumo GOZO, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas” (Sgo. 1:2). Pablo fue más allá diciéndole a los romanos: “nos GLORIAMOS en las tribulaciones” (Rom. 5:3). Es decir, mi hermanita(o) bello, nada que ver con andar una semana llorando, lamentándonos por lo que Dios llama: moldearnos como el alfarero, purificarnos, refinarnos como la plata y probarnos en el crisol de la aflicción. Porque todo esto tiene un propósito bueno, ayudará para bien (Rom. 8:28). A los soldados el duro entrenamiento y pruebas físicas, no sólo les proporcionan músculos y fortaleza, también los capacita para las batallas que han de enfrentar. Nosotros tenemos que confiar, en que el Padre sabe lo que hace y permite que pasemos por situaciones, duras, penosas, que conllevarán a un resultado positivo, que redundará en la salvación de muchos.
Con las pruebas somos purificados, nos hacemos semejantes a Cristo, para proyectar su imagen, somos perfeccionados y completados (Sant. 1:2-4), obtenemos paciencia y carácter probado (Rom. 5:3-4). Y en especial: invocamos su Nombre, conocemos al Padre y Él nos responde y nos reconoce como “su pueblo" (Zac. 13:9).
Por tanto, en las pruebas y tribulaciones, vamos a gozarnos, a ponerle “carita feliz”, porque “todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.
¡Regocíjate! Rocío Salas.
Aleluya!!!
Amén, de buena gana me gloriare en la tribulación, por que para mi el vivir es Cristo y el morir es más bien ganancia, bien dijo el Apóstol Pablo, reconociendo que efectivamente pasaremos por situaciones adversas pero teniendo la certeza que es de bendición y será para salvación y vida eterna.