El concepto de familia tradicional: padre, madre e hijos, la unidad social básica de la sociedad, no debería ser un campo de batalla diario. Tristemente nos encontramos familias, cuyo desayuno es la contienda, el almuerzo son los reclamos y la cena son las disensiones. La falta de comprensión, respeto y honra mutua, se hallan dentro de los inconvenientes que generan estas atmósferas, donde el único que está feliz es evidentemente el Diablo.
Cada miembro en particular de la familia es esencial sin importar su edad, fisonomía o género. Si bien es cierto, que hay una jerarquía que respetar y se debe obediencia a las cabezas de la familia; también los hijos, deben tratarse con la delicadeza debida, sin que con ello se vea socavada la autoridad. Debemos entender que en los niños también hay un potencial, ya que no por nada, Jesús nos dijo que nos hiciéramos como ellos para entrar en el Reino de los cielos. Ellos creen sin reservas, sin cuestionar . No es raro encontrar casos donde los niños han sido los instrumentos de salvación, que Dios ha usado a través de esa inocencia y confianza plena. En Salmos 8:2, dice: “De la boca de los niños y de los que maman fundaste la alabanza”.
A los adolescentes —que tienen una mala fama de insoportables—, Dios les ha puesto el ser intrépidos, se sienten invencibles y parecen no tener miedo. Recordemos a David: era tan sólo un muchacho de 13-18 años, que enfrentó a un gigante de casi 3 metros, en representación de todo el pueblo. Aunque dudaban de él, y a sus hermanos les parecía un estorbo, Dios lo usó poderosamente.
A los padres que corren el riesgo con los afanes diarios, enfocarse mayormente en la provisión material. Dios les dice:
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Deut. 6:6-7
Cada uno de los miembros de la familia, tiene un papel a desarrollar dentro del seno del hogar. Cuando el apoyo, respeto y enfoque en Dios sea el fundamento, maravillas ocurrirán, y será posible ver al Señor actuar a través de cada uno, entendiendo que usará el vaso disponible, el que le plazca para su Gloria, ¡las posibilidades son infinitas!
Bendiciones, Rocío Salas
Amen