MOISÉS
Uno de los hombres en la Tierra cuya vida ha fascinado, ha sido la vida de Moisés. Y no es para menos, Hollywood y su séquito de creadores se le quedan en pañales a toda la ejecución de la majestad de la obra del Yo Soy a través de él. Desde su misma concepción y nacimiento, su vida ya venía con un sello de lo Alto, dispuesto en esta Tierra para enfrentar y derribar barreras de toda índole y orden. La muerte le asechaba desde el principio ya que los nacidos varones eran lanzados al Nilo para ser devorados por cocodrilos o ahogados en sus impetuosas aguas. Escondido y ocultado hasta los 3 meses de edad; en un acto de renuncia y total confianza en el Creador, su madre prefiere entregarlo ella misma a esas «aguas comisionadas para muerte», con la esperanza que aquel “que separó las aguas de las aguas”, era poderoso para obrar conforme a su voluntad en ese pequeño indefenso. Dio su paso de fe, calafateando lo que pudo ser una «tumba flotante” o una “balsa de salvación”. En efecto, cuando nos abandonamos por completo a las manos del Altísimo, para que sea Él quien decida nuestro destino, lo impensable ocurre: la misma hija del Faraón —el autor intelectual de todas esas mortandades—, es la que, movida a compasión, rescata al crío. No sólo eso sino que le paga a la mismísima madre del niño para que sea quien lo crie… ¿No es eso hacer gala de un poder supremo?, ¿Cómo no ver el corazón paternal de Dios en esto? Sólo Él puede hacer posible lo inconcebible… ese es nuestro Dios… ¿no te dan ganas de saltar, danzar, aplaudir, reír y celebrar su nombre con alegría?... ¡Wow!
En Palacio, la propia casa de Faraón —el enemigo acérrimo de Israel—, Moisés recibe todo lo que necesita a nivel intelectual para poder ejecutar su misión con la mejor educación: aprende a leer y escribir que era algo exclusivo de una élite en ese entonces, además es enseñado en milicia, construcción y los avances que tenía Egipto hasta ese entonces. Sin embargo, no se le subieron los humos a la cabeza, y esto no le impidió olvidarse de su origen. Amaba a su pueblo, y está claro que quería hacer algo a favor de él. Lo demostró cuando intentó hacer algo, viendo a un egipcio maltratar a uno de sus hermanos. Pero, no es con buenas intenciones, ni a nuestra manera que se consiguen los propósitos del Eterno. Por lo cual, le fue necesario ser procesado. Habitó cuarenta años en el desierto, en un ambiente y oficio completamente yuxtapuestos a aquel en el que creció (los pastores eran abominables para los egipcios).
En el tiempo apropiado, cuando ya se encontraba listo de acuerdo a la formación de Dios mismo, sale comisionado a través de un ángel que le habla de parte de Dios en la zarza ardiente. Dios le hace delante de Faraón como a un dios, puesto que el mismo Faraón era considerado uno ,y al actuar éste con hechiceros, se le asigna un profeta que ejecutaría sus órdenes; es decir, “lo iguala” en fuerza de cierta manera, para que pudieran hablar de tú a tú. Dios le dice qué hacer y cuando hacerlo, y sólo a la orden de Moisés se ejecutan las cosas… si él no extiende la vara el mar no se abre; sino levanta las manos el pueblo no prevalece, sino da la orden de cesar alguna plaga, esta no se retira.
Lecciones hay muchas y por doquier en la vida y disposición de Moisés al servicio del eterno; su obediencia y apego a las órdenes de Dios le procuraron grandes victorias a Israel. No hubo nadie como él, ni antes ni después, sólo hasta que Cristo vino a la Tierra, a quien incluso él mismo se manifestó, durante la transfiguración en el monte.
“Sus caminos notificó a Moisés, Y a los hijos de Israel sus obras”. Salmos 103:7
Bendiciones, Rocío Salas.
Amén amén!!! Hombre manso de corazón 🙌
Un gran ejemplo fue su vida. Un gran intercesor ante Dios por ese pueblo terco y rebelde ( así como nosotros lo somos).
Gran siervo de Dios. Ejemplo a seguir !
Amén, amén
Abandonarnos en las manos de quien creo y conoce nuestro destino es lo mejor que nos puede pasar
Moisés, el siervo de Dios, hay que ver como reacciona Jehová las veces que el pueblo de Israel se sublevó contra Moisés, así como te ampara y defiende a ti de tus enemigos.