Mickey Mouse

¡Buenos días iglesia!

La temática que se viene tratando desde el altar y de la «Academia de discipulado y formación ministerial», refiere la misión nuestra y de I.C.B.N., como parte del cuerpo de Cristo, la cual está orientada a la presentación y extensión de la Palabra de Dios; así como el énfasis en la formación de discípulos y ministros del Señor. Es bueno tener presente lo escrito en Juan 13, cuando Jesús le lava los pies a sus discípulos —entre lo mucho que nos instruye allí—, dice: que lo que Él está haciendo en el momento no se entiende, pero después si entenderán y lo replicarán. ¡Y así es!

El Señor nos ha llamado, nos ha dicho que nos preparemos, que nos formemos, que le sirvamos; pero no todos le escuchan. Poco a poco por los afanes del mundo, por las riquezas, por haberle recibido con emocionalismos, o por la excusa que quieras; no escuchamos ese llamado. No sólo es para salvación, sino para que desde ya se empiece a disfrutar de la vida eterna. Los que le sirven, lo hacen por el amor que fue depositado en ellos; porque por gracia se da, lo que por gracia se recibió. Es la realización del amor de Dios en los demás, porque hay galardón para el que con excelencia le sirve.

El llamado lo hemos oído muchas veces, pero no a todos nos sonó. En el fondo, algunos consideran que si adoptan ciertas posturas delante de los líderes y guías espirituales asignados, es suficiente; porque ellos son enviados por Dios y con que actúe así delante de ellos, todo estará ok. Pues hoy, categóricamente te digo que: ¡no es así! El asunto no es para ellos, porque ellos están cumpliendo su asignación; tu cuestión es con el mismo Dios, el que te hace el llamado para que le conozcas, ames y sirvas. Mensaje que no adquiere —ni por ahí—, la resonancia de lo que recibimos siendo niños; aquellos que se convirtieron en importantes para nosotros, como por ejemplo conocer a Mickey Mouse. Un ideal que en muchos se entrona y se convierte en fortaleza mental, que al final ¿de qué servirá cuando se comparezca al juicio del Señor?

Este personaje creado por la industria del entretenimiento, nos lo presentaron desde la cuna; cuando aún no decíamos papá o mamá. Nos lo repitieron muchas veces, era el juguete que de bebé mordías, con el que jugabas. De adulto con capacidad de decidir querrás conocerlo personalmente, pero ¡oh sorpresa!, sólo era una fantasía reiterada. Una pariente mía, cuando tuvo buenos ingresos económicos, me comentó que se había dado un gusto personal: ya cumplí mi sueño, ¡conocí a Mickey Mouse! Después de eso continuó con su vida igual.

En cambio, cuando conocemos a Jesús, todo cambia. Escucha lo que Dios te dice a través de la Palabra que anuncia y enseña a la iglesia, ella cumple su misión: te dice lo que Él dice que te diga, para que te direccione y forme para que fructifiques. Nada habrás hecho, si la vida te resulta al final de la función como el Mickey Mouse que fueron a conocer: después que el trabajador que le daba movimiento se sale del personaje, sólo es un cascarón vacío, un simple disfraz que sirvió de ilusión.

Cristo es real, en Él no hay mentira. Es el camino para llegar al Padre, conócelo, amalo y sírvele. ¡Galardón hay reservado para ti!

Edgardo Pabón