Mi médico por excelencia
- DevocionalesICBN
- 30 oct 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 nov 2022

MI MÉDICO POR EXCELENCIA
"Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones." Marcos 6:52
Mis hermanos, Dios me inquieta en esta última parte del versículo “Endurecidos sus corazones”. Cada vez que Jesús usa este término en diversos pasajes, lo dice luego que sus discípulos no logran entender lo que Él acaba de decir (parábolas), o hacer (milagro); y es Él mismo quien con mucho amor y como el Maestro que es, les explica todo lo que sus mentes carnales no habían logrado comprender.
Familia, ¿qué es lo que en este momento no te deja ver, percibir más allá de la esfera secular y vivir, gozarte en plenitud cada bendición y milagro que Dios hace en tu vida?
Ya que estás meditando en la pregunta anterior, adicionemos unas cuantas preguntas más: ¿Qué pasaría si Jesús en este momento te dijera que puede mostrarte una radiografía de su tórax…? Lo invito a que se tome por favor cinco segundos, cierre sus ojos y visualice esa imagen…
¿Logró ver algo o más bien entender algo? ¿No cierto?
Ahora imagínese en un consultorio y entra nuestro médico por excelencia, lo saluda con un gran abrazo y le pide que tome asiento, y seguido le comparte unas gafas de tres dimensiones (3D) y empieza a revisar esta radiografía. ¿Estaría nervioso (a) o preocupado (a) de lo que le va a decir?
Sorpresivamente lo mira, le sonríe y le pregunta, ¿Quieres verla nuevamente, pero ahora usando las “gafas” que te di?. Al principio lo ves sano, latiendo con tranquilidad y de un color brillante, luego vienen a tu mente muchos recuerdos buenos y no tan agradables, que poco a poco van dándole nueva forma, color, textura… de repente te encuentras con el estado de tu corazón al día de hoy, y finalmente no te gusta la apariencia de este.
El médico nota tu gesto y con mucho amor te dice: Tranquilo, para eso estoy aquí, deja todo en mis manos; confía en mí, que yo te proveeré de esa medicina que es tan eficaz para ablandar cada parte invadida de sentimientos que solo este mundo te puede ofrecer. Mientras, solo necesitas extender tu mano, agarrar la mía y seguir el camino que he trazado para ti…
¡Vamos, ánimo. Yo soy tu médico por excelencia. Solo necesitas que obedientemente tomes esa medicina que dispuse para ti al poner mi cuerpo en el madero, y tómatelas con mucha fe! Te pondrás bien, ¡ya verás…!
Lorena Díaz
AMÉN
Amén
Amén. Ese es nuestro med por excelencia y trae la mejor medicina.
Bendito nuestro médico, redentor, Salvador y Señor
Ameeeeeen