“Yo sembré, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios”1 de corintios 3:6
Hay un proceso antes de recoger una cosecha de cualquier tipo: la semilla debe ser plantada, luego regada, y por último debe crecer, para recoger la cosecha.
Dios da crecimiento cuando las semillas son sembrada en tierra buena y fértil. Cuando el dueño del plantío es diligente y riega su tierra, entonces verá su cosecha crecer y fructificar.
Dios da crecimiento, siempre que tú y yo sembremos y reguemos nuestra tierra; antes, no.
En tierra árida no hay crecimiento. Así que hagamos de nuestra tierra un terreno fértil.
¡Para tener en cuenta!
Fairuth Robles Calderón
Amén, corta pero sustanciosa, gracias Fay.
Amén