¿Cuántas veces hemos tenido la desagradable experiencia, de tener goteras en el techo de nuestra casa y tener que salir corriendo a buscar un balde, para recoger el agua?
Las grandes aflicciones son para el alma, como las lluvias copiosas a las casas. Solamente después de una fuerte lluvia, podemos saber dónde están localizados los agujeros de nuestro techo.
Aquí el verano tipifica, los momentos en que todo está aparentemente bien en nuestra vida. Las fuertes lluvias —que simbolizan las aflicciones y problemas de nuestra vida—, golpearán sin cesar sobre nuestro techo, dejando al descubierto nuestras debilidades.
Algunas veces, los agujeros del techo podrán ser tapados y reparados de forma simple, en otras ocasiones será necesario usar un manto asfáltico para evitar que penetre el agua; pero en otras ocasiones será necesario reparar totalmente el techo, quitarlo, removerlo y colocar todo nuevo; para poder tratar las goteras de nuestra casa, pues nos descuidamos tanto que ya no hay más remedio que cambiar todo.
Hemos ido colocando simples remiendos en los agujeros de nuestra alma, en nuestro espíritu, aún en nuestro cuerpo hemos ido colocando pañitos tibios sobre situaciones que exigen que tomemos decisiones definitivas y digamos: "¡Señor necesito cambiar!", "necesito que repares todos los agujeros que hay en mí", ó “Padre ayúdame a tomar una decisión definitiva hoy”.
No esperemos a que la casa se inunde, sino que reparemos con tiempo aquello que sólo Dios sabe que necesita ser reparado. Recuerda que Él es un perfecto caballero que espera que le abras la puerta para entrar y actuar.
Todo momento de aflicción es una oportunidad para decir como dijo el salmista:
Sálvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; he venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado. Salmos 69:1-2
Hay un dicho popular que dice: "nadie conoce la gotera de la casa ajena". Pero, ¿sabes quién la conoce?... ¡Si!... Él conoce, tanto tus problemas como los míos, y con todos se duele, se preocupa y a todos trata de solucionárselos. Sólo está esperando que nos dirijamos a Él en oración, pidiendo y clamando por su ayuda.
Él está esperando por nuestro pedido de auxilio, para reparar o cambiar lo que sea necesario.
Te bendigo,
Claudette Saade
Amén amén!!!
Amen