Jesús y la autoridad
- DevocionalesICBN
- 1 nov 2021
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JESÚS Y LA AUTORIDAD
Con todas las redes que se manejan hoy en día, podemos apreciar claramente la queja generalizada de los pueblos sobre sus gobernantes. ¿Hay acaso alguien satisfecho? Únicamente aquellos que directa o indirectamente se benefician de ello, son los que parecen estar conformes. Que si Biden, Trump, Duque, Uribe, Maduro, Pedro Sánchez. Esto, o esto otro... críticas, críticas y más críticas. Obviamente no existe el gobierno perfecto, sólo en retrospectiva, mirando hacia atrás se pueden ver ciertas bondades: con tal gobierno se consiguió esto, con este otro se logró esto otro, etc.
Y es que el gobierno perfecto no va a existir, sólo hay uno que puede hacerlo: «el deseado de las naciones» (Hageo 2:7). El cual, ni siquiera saben las naciones que es a Él a quien necesitan, porque ¡así es la ceguera del hombre! Él es quien puede gobernar en esta tierra poniendo orden sobre todo este caos de cosas, tal como relata el Génesis.
Él es quien enseña el buen camino: Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos (Génesis 49:10).
El detalle es, que va a gobernar con vara de hierro, y no sólo Él sino aquellos a los que les de autoridad también para gobernar con Él:
«De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro. Apoc.19:15
«Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre». Apoc.2:26-27
Suena duro, pero es así. Cuando somos inmaduros solemos ver la disciplina como castigo o como algo inmerecido; pero establecer orden, organizar algo, requiere de ello, de firmeza, reeducación, para enderezar lo que está torcido.
Por eso, encuentro más que lógico y comprensible que sea así establecido el gobierno milenial sobre la Tierra.
Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que Él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 1 Corintios 15:24-25
Aún para estos mil años, hay una voz que les habla a los gobiernos: Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. (Salmos 2:10).
Zacarías también arroja luz a este respecto, cuando fue inspirado a escribir: Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos (Zac.14:16-19).
Es decir, el corazón del hombre aun teniendo el gobierno requerido para prosperar — al final es eso lo que queremos con un buen gobierno—, ¿o no? Con todo y eso se querrán resistir las personas. O sea que el punto no es ese, sino que es la rebeldía a la autoridad. Como niños haciendo pataletas, nos verá el Padre.
Ese gobierno perfecto, ya se acercó a nosotros, Jesús lo anunció y describió. Así que no importa cuál sea el presidente o gobernante de la nación donde vivimos; sigamos el camino de Cristo: dando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
Bendiciones,
Rocío Salas








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