Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien. Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto, mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz. Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara. Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios. ¡No se pueden enumerar! Ni siquiera puedo contarlos; suman más que los granos de la arena! Y cuando despierto, ¡todavía estás conmigo. Salmos 139 :13-18
¡Wow! Si tan solo recordáramos cómo Dios entretejió cada parte de nuestro ser, sería suficiente motivo para vivir agradecidos. Saber que fuimos creados con tanto amor y precisión; que fuimos meticulosamente planeados por Él, nos ayuda a entender que cada uno de nosotros somos una obra perfecta de sus manos, somos su obra de arte.
¿Has agradecido por cada parte de tu cuerpo? ¿Has mirado tu rostro y has visto la perfección de la obra de Dios en ti? Cuando te vuelvas a mirar al espejo, no vuelvas a decir: “mi nariz es fea, mi boca es horrorosa, mi cuerpo es horrible…” Solemos quejarnos tanto , y cuando lo hacemos, estamos insultando la creación perfecta de Dios.
Cuando vuelvas a mirarte, recuerda lo que dice este Salmo: “gracias por hacerme maravillosamente complejo”. Comienza hoy a agradecer por cada parte de tu cuerpo, aún por aquellas que no te gustan tanto. Recuerda: eres la obra perfecta de Dios. Cada parte de tu delicado ser, fue planeada por Él. ¡No hay dos como tú en el mundo!
Digámosle a Dios en esta mañana : “ Hoy entiendo que soy hechura tuya, y que tienes un propósito para mi vida al hacerme de forma tan delicada y especial. Hoy me reconcilio con cada parte de mi cuerpo, porque tú las creaste así.”
¡Gracias Papá!, Gracias por ser imperfectamente perfecta.
Tu hija, Claudette Saade
Amén. Dios nos creo perfectos, pero nosotros con nuestros malos hábitos y vanidad, dañamos el diseño original. Que el Señor cada día, nos ayude a ser agradecidos con lo que somos y tenemos.
Que salmo tan bello