Huesos rotos
- DevocionalesICBN
- 8 mar 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 mar 2022

HUESOS ROTOS
Cuando nos fracturamos, el hueso se regenera hasta volver a cumplir nuevamente sus funciones normales; pero pasa por un proceso de incapacidad y recuperación, muchas veces doloroso. Así sucede con nosotros: nos caemos y nos quebramos, pero Dios junta nuestros pedacitos y restaura nuestra vida.
No hay problema que no se resuelva, tiempo que no se cumpla, ni plazo que no se acabe. Dios inicia un nuevo año junto con nosotros. Este 2022 el Señor tratará de seguir vendando nuestras heridas, cubriendo con amor nuestras faltas; para mostrarnos que su poderío es impresionante.
Los que le creemos a Dios, repetimos siempre una frase que parece de cajón, pero no lo es: “sus misericordias son nuevas cada mañana” (Lam. 3:23). Muchas veces no entendemos lo que nos sucede en este momento, y tal vez lo entendamos después, cuando lo veamos en retrospectiva; pero saber que cada día Él puede renovar nuestras fuerzas y levantarnos de donde hemos caído, ¡sólo puede llenarnos de fortaleza!
Para que un hueso se fracture, tiene que haber una caída o un trauma, nos valora el médico y nos remite al ortopedista si es algo más grave; nos hacen un Rx del lugar afectado y toman una decisión de cómo tratar esa fractura. Sin embargo, Dios no necesita Rx para saber dónde estamos fracturados, ni dónde nos duele más.
Entrégale en esta mañana cada hueso roto que la vida te ha dejado, cada herida causada por otros o por ti mismo. Dile con tus propias palabras sencillas, sin misterios, sin protocolos: “Padre, ¡no puedo más! Aquí estoy, porque mis huesos están fracturados. Siento dolor y ni siquiera sé dónde duele, pero quiero que seas tú quien con tu manto y tu bálsamo sanador vende mis heridas y repare cada estructura de mi ser que está afectada. Sé que sólo tú puedes hacerlo”.
Sólo nuestro Padre puede restaurarnos al diseño original y sanar nuestras heridas.
“Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”.
Salmos 147:3
Claudette Saade








Amén amén mi Señor!!! Muéstrame que cosas aún no he sanado y aun duelen, qué es eso que no me deja avanzar, te lo pido Padre amado, amén amén!!!
Hasta que llegamos a Él, nos percatamos de lo heridos, fracturados y casi muertos que veníamos, solo que como nos habíamos resignados a qué así éramos, que esa es nuestra triste vida, que esa es la suerte o el carma que nos tocó; más Jehová Rapha, nos limpia y sana, nos cambia las vestiduras viejas por unas nuevas, que muestran la posición de hijos Suyos, a los que nos es dado propósito.