Hijo mío, confía en mí

Mis hermanos, tantas veces nos sentimos desfallecer, desprotegidos, agobiados, malgeniados, frustrados y lastimosamente son las personas que amamos las que pagan las consecuencias, si, ellos ven, escuchan, sienten nuestra molestia, nuestra inconformidad o miedo. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué olvidamos por un momento que Dios todo lo puede y tiene el control? ¿Por qué no somos nosotros instrumentos de Dios para que nuestras familias se acerquen a Él?


En ningún momento se nos debe olvidar confiar en nuestro Padre. No permitamos que cosas vanas nos roben esa tranquilidad que se siente al estar postrados en los pies del Señor. 


Muchas veces veo a mi hija y me digo: quiero estar así, no preocuparme por nada, tener a alguien que me haga todo; pero espera ¡te tengo una excelente noticia!  Sí lo tenemos, sí tenemos a ese alguien que hace todo por nosotros, y es el Rey de Reyes. Él está peleando nuestras batallas, nos levanta, nos lleva en sus brazos y nos alienta a seguir adelante, a dar pasos seguros y firmes, los cuales nos van a llevar a cumplir el propósito para el cual fuimos creados. No permitamos que el enemigo, el que quiere gobernar este mundo, se meta en nuestros pensamientos y nos haga sentir que estamos solos, desprotegidos y así perder la confianza en nuestro Creador.


Ánimo, tenemos un Padre que todo lo puede y que en todo momento está para nosotros, sólo basta con decirle: Papito, mi Dios, ayúdame, ¡te necesito! 

 Hijo, confía en mí y recuerda siempre:
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 
Jeremías 17:7
                                      Lorena Díaz