FÁBULAS

FÁBULAS

Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina,  ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien, que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. 1 Timoteo 1:3-4

La reflexión en este día es a fijarnos en qué estamos meditando, qué pensamientos y temas nos están nutriendo.  Se nos insta, a no prestar atención a fábulas.  Hay cosas que tal vez no entenderemos, hay misterios que quizá no serán desvelados en este tiempo, porque son potestad del Creador revelarlos a quien quiere y cuando quiere.  Los sellos son destapados por el Hijo, para su hora y su tiempo determinados.  Muchos quieren saber específicamente de dónde salió la esposa de Caín, o ubicar con precisión el Jardín del Edén, saber sí estuvo en Etiopía, Sudáfrica, el Golfo Pérsico, el Líbano o en Jerusalén. Y está bien querer conocer cosas… pero esto,  ¿nos lleva a la fe?, ¿a la esperanza?, ¿a desarrollar mayor confianza en Dios?

Lo que mayormente debería ocuparnos en estos complicados tiempos, son aquellos temas que son para edificación que es por fe, aquello que nos lleve a creer y descansar plenamente en Dios.  La fe debería estar bien nutrida, en batería full, bien recargada. Una buena lectura del libro de los hechos de los apóstoles (Hechos), el evangelio de Lucas, o la carta a los Hebreos, “nos vendría de maravilla” para fortalecernos, creando una fe de héroes. Nuestros pensamientos han de estar ocupados en el autor y consumador de la fe, puestos en las promesas que el Padre nos ha dado. 

El evangelio o la buena noticia, no es una fábula, y no es para disensión o generar disputas; sino para edificar, para llevar esperanza y salvación.  Camina bajo la sana doctrina, bajo sanas enseñanzas que lleven a producir como pámpano buen fruto en la Vid verdadera.
                                                                 Bendiciones, Rocío Salas.