Eres rama fructífera

ERES RAMA FRUCTÍFERA

Les bendigo en este día lleno de la gracia de nuestro Padre celestial. Diariamente al despertar, la mayoría estamos llenos de sueños por cumplir. Nos levantamos animados y seguros de lograr cumplirlos, pero al transcurrir el día, vemos que nada sucede, y cuando llega la noche vemos que no se cumplieron. Nos acostamos con un sinsabor, con una sensación de fracaso, porque no vimos los resultados que imaginamos lograr al despertar, generando así, enojo y dolor en nuestro corazón. 

Muchos, hemos vivido situaciones similares en algún momento de nuestra vida; pero hoy te digo apreciado lector, ¡ánimo!.  Para que un árbol dé frutos deleitosos, primero debe de ser arada la tierra, luego se siembra una semilla, la cual poco a poco irá creciendo hasta llegar a producir frutos.

Llevando esto al contexto de nuestro día a día, vemos que el Espíritu Santo nos quiere decir que la semilla primero debe germinar, luego debe ser plantada para crecer, y posteriormente recoger frutos en abundancia. Esa semilla, sale de ti. No podemos pretender recoger frutos en un solo día, cuando nunca hemos sembrado una semilla, o  nunca hemos regado la tierra. Recuerda, los frutos se recogen en temporadas específicas de cosecha.

Si quieres recoger amor, siembra amor. 
Si quieres recoger salud, cuida de ella. 
Si quieres obtener un empleo, levántate y sé diligente: realiza y envía tu hoja de vida.
Si lo que sueñas es ver crecer tu ministerio, siembra tiempo para ser formado y no te quejes. 
Si quieres ser empresario, siembra emprendimiento sin temer. 
Si quieres sentirte orgulloso de tus hijos, siembra disciplina en ellos en el momento adecuado. 
Si deseas paz en tu hogar, vive en armonía. 
Si quieres recibir bendiciones materiales, siembra con generosidad en el prójimo. 

Como puedes observar, toda cosecha fructífera requiere primero que siembres una buena semilla. Recuerda lo que dice la palabra en 2 Corintios 9:6 “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará”. 

¡Aleluya! Declaramos con el poder y la autoridad que tiene el nombre de Jesús de Nazaret, que tu semilla producirá frutos de justicia para que seas enriquecido en todo lo que necesitas, a fin de que el nombre de Jesús sea exaltado por los buenos frutos de tú árbol. 

Lorayne Villazón