Entre el Getsemaní y el Gólgota nace el amor

                    Entre el Getsemaní y el Gólgota nace el amor 
 
"Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que, si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú". Marcos 14:32-42 

Muchas veces el Padre va a permitir que, como Jesús, no sólo vivas un Getsemaní ─que es el proceso de tu preparación a través del quebrantamiento─, sino que vivas también un Gólgota, un lugar de crucifixión; donde vas a ver y oír de cerca, a quienes se levantan en tu contra, murmuran, te dan la espalda, no creen, te juzgan; y es ahí, donde se tiene que revelar Jesús crucificado. Si has estado viviendo un proceso de GETSEMANÍ y de GÓLGOTA, es porque se tiene que DESNUDAR TU CORAZÓN, para ver si en Getsemaní, se produjo el aceite que limpiase tu corazón; que esa copa de dolor te quebrase, y pudieses llegar entendiendo que no importa si te juzgan, si te traicionan, si se levantan en tu contra… tú solamente: ama y perdona. 


Si Él tuvo de ti misericordia y la tiene a diario, a cada momento, ¿por qué tú no la puedes tener ? Estás siendo llevado a tu mejor temporada. Luego que Cristo murió, perdonando, se levantó a los tres días, fue resucitado, y sentado a la diestra del Padre… Porque después de la agonía vino la RESURRECIÓN  y la GLORIA. Pero tuvo que vivir el proceso, tuvo que vivir la CRUZ. El amor y el perdón deben ser totalmente revelados a tu vida. Entre el Getsemaní y el Gólgota, nace EL PERDÓN. Y Jesús decía:” Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. (Lucas 23:34). 

Perdonar no significa ceder siempre, dejar que el mal triunfe, ni dejarse pisotear sin justicia; sino comprender la esencia carnal del hombre. Esa naturaleza que todos tenemos y que sólo en Cristo se puede dominar. Si tenemos un objetivo espiritual claro de parte de Dios, podremos perdonar todas las ofensas que nos hagan. Hay muchas circunstancias diarias en las que nos encontraremos que tenemos que pedir perdón o perdonar; así que cuanto antes comprendamos que es un tema con el que viviremos a diario, antes podremos desarrollar el perdonar con facilidad. 

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). “Por lo tanto, el que no perdona no ama y El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor (1 Juan 4:8), así que el que no ama no puede ser discípulo de Cristo. La Biblia nos muestra, las grandes vivencias de hombres y mujeres que tuvieron que convivir con el desprecio, el olvido, la falta de reconocimiento; y sin embargo, el amor de Dios, que muestra cómo se puede cambiar una situación de ira, enojo y rencor, fue siempre una fuente constante de misericordia hacia aquellos que hicieron el daño, consciente o inconscientemente.

 Katherine Rodríguez, Pastora