El mejor Selfie

Amo viajar en carretera y tomar fotos de amaneceres y atardeceres. Las fotos más bellas que he tomado han sido de paisajes, porque ellos no posan para el fotógrafo; ellos simplemente están ahí para deleitarnos y recordarnos cuán grande es la creación, cuán perfecto hizo todo Dios para nosotros.

Últimamente, la palabra SELFIE es algo muy común en nuestro vocabulario, tanto de jóvenes como adultos. Aprender a tomar un buen selfie es un arte que no todos dominamos. Ponemos la mejor cara, la mejor sonrisa, buscamos el mejor ángulo y eso está bien; pero  ¿le damos esa mejor cara a Jesús cada mañana? 

La mayoría de las fotos llevan filtros, retoques, pieles lisas, dientes super blancos, rostros sin arrugas ni cicatrices, ojos maquillados y pestañas postizas. Pero, eso es porque siempre buscamos vernos más bonitos para los demás. Sin embargo, nosotros somos su obra perfecta, ya que fuimos hechos a semejanza del mejor. Génesis 1:26 lo ratifica: 

“y dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme nuestra semejanza”.

Jesús está esperando por tu rostro de mañana, en la madrugada, aún sin arreglarte; ese rostro que refleja lo que eres sin filtros ni poses sofisticadas, Él está esperando por ti al natural.  

No hay necesidad de aparentar lo que no somos. A través de las redes las personas dependen de un “like”, y se deprimen ante una ausencia de corazoncitos que dicen: “me gusta”.  ¿Te has preguntado si a Dios le gusta lo que ve en ti cada día? ¿Será que Él te daría like? Sólo Él conoce nuestros más íntimos secretos, nuestros dolores y aflicciones, temores y angustias, sueños y metas. !Preséntate ante Él tal cual eres!
 
¿Cuál será tu mejor selfie para Dios hoy? Posa para Él al natural, con el corazón desnudo, mostrándote tal como eres; porque Él te conoce como nadie nunca lo hará  y está esperando por ti y por mí. 

Dios es tan hermoso que también se hizo un selfie, el mejor de todos. ¿Sabes cuál es el mejor selfie de Dios?, ¡Jesús! A ese, dale muchos likes, corazoncitos, me gusta, colócale comentarios....¡ese sí que vale la pena!.

Te bendigo,

Claudette Saade Miranda