EL CAMBIO COMIENZA POR MI
Llega a mi corazón de parte de Dios, realizar esta reflexión. Es que muchas veces, cuando sentimos que algo no anda bien en nuestra vida y entramos en desesperación porque no tenemos el control de esa situación, lo primero que hacemos los cristianos es correr a la presencia de Dios para que tome el control de la situación. Otros ─más religiosos─, entran en guerra espiritual para combatir los ataques, otros llaman a un hermano(a) de la iglesia para entrar en intercesión y clamar por esa situación; pero pocas veces entramos a analizar si esa situación que estamos viviendo es producto de nuestras propias actitudes, de nuestro mal comportamiento hacia los demás.
A veces queremos echarles la culpa al enemigo, al que nos hace brujería, a las oraciones contrarias, al vecino que nos tiene envidia, en fin, a todo lo exterior; pero pocas veces nos detenemos a buscar en nuestro interior, dentro de nosotros mismos para mirar: ¿Qué debo cambiar?, ¿Qué debo mejorar? ¿Qué es lo que siempre he venido haciendo?, ¿Qué molesta a mi esposo, a mi hermano, a mis amigos, a mi familia? ¿Qué comportamientos he tenido, que siempre me han traído problemas y me han hecho tener inconvenientes con las demás personas?
Porque mis queridos hermanos, podemos orar para Dios que tome el control, podemos entrar en intercesión, en guerra espiritual y seguramente Dios obrará; pero si nuestra actitud y comportamiento siguen siendo los mismos, difícilmente la situación cambiará.
Si usted no es consciente que quien debe cambiar es usted, y no los demás, siempre vivirá de proceso en proceso. Revise, comience a cambiar de actitud, y verá los frutos y seguramente su situación cambiará.
Romanos12:2 NTVNo imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Olivia De Lima Caballero
Gloria a Dios; la transformación que él busca no es la del entorno donde nos encontramos, sino de nosotros, en nuestro hombre interior. Eso sí, después nos usará para cambiar a los del entorno. ¡ALELUYA!!!
Amén, amén y amén