DIOS MARCÓ UN DESTINO PROFÉTICO PARA MI
"A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”. Hechos 23:11
Luego de algunos inconvenientes de legalidad a los cuales Pablo estaba siendo sometido, Dios lo visitó para confirmarle un anhelo que había en el corazón del apóstol, y era, ir a Roma. Momento en el que Dios marcó y selló un destino, al darle esa promesa, como lo hizo con Abraham, con Jacob y cada siervo enunciado en la Biblia, y como también lo ha hecho con cada uno de nosotros.
Pero parecer ser, que una promesa dada a su vida generó una serie de conflictos y oposiciones, al punto que, aunque aparentemente todo se le estaba dando y marchaba a color de piel, conforme a lo dicho por Dios, pues al fin se le había concedido ir a Roma.
Y mientras se dirigía a su destino, Roma, un huracán trató de impedir que llegase a su destino, intentando quebrantar su esperanza y comprometer su fe; pero, en medio de ese episodio, el ángel vuelve a aparecerse y le recuerda la promesa, enunciándole que el naufragio no era su destino, sino solo una estación para llegar a Roma, como lo manifiesta el libro de Hechos, en su capítulo 27.
¿Qué te quiero decir con todo esto? Que cuando tus portas una promesa dada por Dios, ese es el sello de garantía que hay en ti; el sello que marca un destino profético sobre tu vida. Y quiero decirte algo más: cuando Dios marca un destino en la vida de una persona, no existe ningún huracán que lo pueda detener. Aunque te veas perdido, y en esos momentos sientas que tu fe se compromete a causa de los golpes que la vida te da, y de las circunstancias duras y difíciles que aparecen, recuerda: lo que Dios habló sobre ti, eso será.
Tú solamente confía y cree en cada promesa dada a tu vida, porque nuestro Dios jamás mentirá, y jamás se arrepentirá.
¡No te detengas, avanza hacia tu destino profético, es solo una estación!
¡Te bendigo!
Liz Yulieth Vega.
Amén
Amén 🙌