Cree, declara y celebra

CREE, DECLARA Y CELEBRA

La Palabra en el libro de Lucas 1 habla de la historia del sacerdote Zacarías y su esposa Elisabeth, los cuales eran de avanzada edad, y ella era estéril; pero, un día Zacarías fue a adorar al Señor en el templo, y se le apareció el ángel Gabriel con un anuncio de buenas nuevas.

Lucas 1: 11-17 “Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: no temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabeth te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento. Porque él será grande delante del Señor; no beberá ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.  Y él hará volver a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios. E irá delante de Él en el espíritu y poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.”

Pero entró la duda en Zacarías cuando el ángel le dio esta promesa, y por eso contestó: “Entonces Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada”(Vers. 18).

Yo creo, que el ángel pudo haber contestado esto: “¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible” (Marcos 9:23).

Zacarías venía pidiendo, pero dudaba; y ese día, el Señor escudriñó su corazón y halló que había DUDA; por eso, escrito está: “Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento” Santiago 1:6.

La INCREDULIDAD, tiene consecuencias:
“Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Y he aquí, te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo” (Versículos 19-20).

Hay momentos en nuestra vida, donde el mismo Padre celestial en su soberanía nos hace quedar mudos para que simplemente esperemos su tiempo; esto se llama FORMACIÓN DE LA FE.  

Así como a todo en la vida se le debe dar forma, así también ocurre con la fe. Ella se forma cuando tenemos que esperar el tiempo de Dios, y aunque hagamos de todo, nada resulta. Nuestro Padre es quien lo permite, porque hay cosas en la vida, donde sencillamente Él debe mostrar su soberanía por amor a su nombre. Es en esos momentos cuando Él le dice al hombre: “espera un momento. Esto no es en tus fuerzas, ni por tu intelecto o tus capacidades; es por mi GRACIA y por mi FAVOR inmerecidos sobre ti; pero sobretodo , porque yo soy soberano, y hago mi voluntad como a mí me plazca”.

A esto se le conoce como FORMACIÓN DE LA FE. ¿Cómo se forma algo? ¿Cómo se crean las cosas? Existe un tiempo para que las cosas sean creadas; para darles un resultado. 

Caso contrario sucedió con Elisabeth:(vers 24-25) 
“Y después de estos días, Elisabeth su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres”.
Y sucedió lo que el Señor había dicho: “Alumbró Elisabeth”.
 
Vers.57-60: “Cuando a Elisabeth se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. Y sus vecinos y parientes oyeron que el Señor había demostrado su gran misericordia hacia ella; y se regocijaban con ella. Y al octavo día vinieron para circuncidar al niño, y lo iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre. Pero la madre respondió, y dijo: No, sino que se llamará Juan. Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que tenga ese nombre.”

En el octavo día algo sucedió. Esto sucedió en el tiempo señalado por Dios. El octavo día representa “ANUNCIO DE NUEVOS COMIENZOS”. En ese día iban a circuncidar al niño, y le iban a dar otro nombre; pero un milagro ocurrió: 

Vers 62- “preguntaban por señas al padre, cómo lo quería llamar. Y él pidió una tablilla y escribió lo siguiente: Su nombre es Juan.”
DEBEMOS ESCRIBIR LA VISIÓN Y DECLARARLA EN TABLAS (Habacuc).

Ver 64. “Y todos se maravillaron. Al instante le fue abierta su boca y suelta su lengua”.

Cuando Zacarías creyó, habló; porque a Zacarías lo que lo detenía, era un órgano en específico, la lengua. Hay poder en la boca. La lengua tiene el poder de la vida y de la muerte (Proverbios 12:6).

Cuando él creyó, declaró su milagro.Este era realmente su milagro. ¿Sabes por qué?, porque ese niño era el propósito. Si le daban otro nombre, en este caso Zacarías, ahí no había propósito, el propósito era Juan.
Después de esto, Zacarías comenzó a hablar dando alabanzas a Dios y CELEBRÓ. Por esto, él comenzó a glorificar a Dios, adorando, danzando. Había gozo en él.
 
Hay algo que ocurre cuando tú crees, declaras y celebras tu milagro. No se queda solo ahí; ahora viene lo más importante en el proceso de la fe, que es lo que el Padre quiere que se produzca, ¿sabes qué es? Tu testimonio.  Tu testificas cuando eres agradecido y no te quieres quedar con el milagro solo para ti, sino que hay una acción de gracias, la cual materializas cuando le cuentas a todos, lo que Él hizo (testimonio).

A esto se le llama: el poder del testimonio. El testimonio del poder de Dios hace que muchos hablen de Él, tal como sucedió en esa época en toda la región. Con los milagros, Él busca que su nombre sea glorificado; y esto solamente sucede cuando testificamos.  

Así como el enemigo utiliza el ruido para hacer daño, el testimonio de lo que Dios hace en nuestras vidas, hace que muchos vengan a Cristo y quieran conocerlo aún más. Por eso, TESTIFICA. No te quedes callado.

Con amor, Katherine Rodrìguez V. Pastora.