COMO PÁMPANOS
En la era actual, el empoderamiento, el alcance de metas propias, y el tratar de cumplir los estándares globales en todas las áreas, es el foco de gran parte de la humanidad.
Estamos en medio de corrientes que buscan la idealización del ser humano y todo lo que este hace, la inmortalización, y el "yo", son de gran interés en la actualidad. El hombre ha buscado desde tiempos antiguos la manera de hacer todo por sí mismo; ha buscado subsistir y vivir en la mayor parte del tiempo alejado de Dios, porque cree que en su carne él todo lo puede.
El Ego del “YO”, unida a la falta de reconocimiento de un Dios supremo, trinitario y tripartito, crea el “Yo puedo carnal”. Un poder generado por sí mismo, que es carente de toda verdad y respaldo divino; una mentira de este siglo, para que el ser humano viva en cárceles del temor, engaño, depresión, desilusión y muerte, al no experimentar el verdadero poder del Rey de Reyes, y Señor de Señores.
La Palabra del Señor nos enseña:
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.¨ JUAN 15.4-5
Separados de Dios nada puede hacer el ser humano, absolutamente nada; pues Él es quien le da vida, a absolutamente todo. Él es el único que puede poner y quitar, crear o desbaratar.
Los pámpanos tipifican el crecimiento que la planta tiene cada año, un renuevo; de igual manera sucede con el individuo, cuando este se mantiene pegado a la fuente, que es Cristo, todo lo puede hacer.
Con Amor, Natalia Andrea Torres
Amén.
Amén