ABRE TUS CARTAS A DIOS
Ezequías nos da un ejemplo de una enorme fe, cuando clama al Señor para que no le quite la vida, y Dios en respuesta le regala 15 años más de vida.
“En esos días, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. El profeta Isaías fue a visitarlo y le dijo: «Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes». Entonces Ezequías volvió su cara hacia la pared y oró a Dios así: 3 «Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido sincero contigo, y te he agradado en todo». Luego Ezequías lloró con mucha tristeza. 4 Isaías lo dejó, pero antes de salir al patio central del palacio, Dios le dijo:«Vuelve y dile al rey, que yo, el Dios de su antepasado David, escuché su oración y vi sus lágrimas. Dile que voy a sanarlo, y que le daré quince años más de vida….” 2 Reyes 20:1-6
También es un gran ejemplo cuando coloca todas las cartas enviadas por sus enemigos en la presencia del Señor. Para mí, las cartas tipifican nuestros problemas; por grandes que sean, si en vez de buscar ayuda en nuestros amigos y hermanos, vamos a la presencia de nuestro Padre y se lo entregamos, por difícil que sea, Él nos da la victoria, porque es el Dios de lo improbable, Dios de lo imposible, y es grande en misericordia.
No digo que no podamos buscar ayuda en nuestra congregación, sino que primero vamos a la presencia de Dios y Él nos mostrará a quién debemos acudir. El Señor siempre nos mueve donde Él quiere que vayamos, nos muestra la persona adecuada, esa que Él usará para ayudarnos de parte de Él, como un instrumento en sus manos; o simplemente Él directamente nos ayuda a resolver nuestros problemas.
Abre tus cartas a Dios, y Él te mostrará la solución.
Ana Sofía Vanstrahalen
Gloria a Dios!!!
Amén
Amen Amen
Amen
Señor un día me dijiste que te servía vivo, que eres mí sanador, que me sanabas, y aquí estoy, aferrado a Tí; las cartas, esas que he recibido de los que por una u otra razón se han levantado contra mi, han sido varias circunstancias, a veces he pensado hasta que me has desechado, me has enseñado a refugiarme y esperar en Ti, a que las situaciones se soluciona a Tu manera, casi que quedó como un espectador, porque quien no sé cómo, pero lo resuelve, eres Tú. Me has resguardado y tengo claridad que como en el caso del rey Ezequías, se trata del cumplimiento de Tu propósito a través de mi.
Solo puedo decirte, GRACIAS, MUCHAS GRACIAS SEÑOR,…