A VECES EL DESIERTO ES NECESARIO
En muchas ocasiones, Dios en su soberanía permite que tengamos momentos de soledad (desierto) que son necesarios; ya que estos provocan que tengamos un encuentro con Él, que le busquemos, clamemos y nos refugiemos sólo en Él ; pues al no haber nadie, es la manera para tener ese encuentro con su presencia.
Dios es celoso (Éxodo 34:14) y cuando buscamos sustitutos de Él, no le agrada. Es por esto que permite esas circunstancias de soledad en nuestra vida, queriendo que lleguemos delante de Él, a su presencia, para reconocer que siempre está allí para nosotros, que Él es nuestro Padre. Él es único, fiel y verdadero; nos sustenta, levanta, anima; nos libra de la aflicción, problemas y adversidades por las que estemos en angustia. Dice la palabra en Salmos 107:4-7: Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, Sin hallar ciudad en donde vivir. Hambrientos y sedientos, Su alma desfallecía en ellos. Entonces clamaron a Jehová en su angustia, Y los libró de sus aflicciones. Los dirigió por camino derecho, Para que viniesen a ciudad habitable.
Cuando estamos en el desierto, sin un rumbo fijo, sin saber qué hacer, padeciendo necesidades, no debemos buscar a nadie que no sea Dios para contarle, clamar a Él en nuestra angustia; y así como lo hizo con el pueblo de Israel, nos librará de nuestras aflicciones; nos mostrará el sendero por el cual seguir, de acuerdo a su propósito y voluntad; nos fortalecerá y nos llevará hacia la victoria.
Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas,
y en mis alturas me hace andar. Habacuc 3:19
En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. 2 Timoteo 4:16-18
¡Dios te bendiga!
Pierina González Vargas, pastora.
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