A los que luego de ver y oír
- DevocionalesICBN
- 11 dic 2021
- 2 Min. de lectura

¡Buenos días iglesia! He visto llegar a muchos al redil: unos están un tiempo, pero después ya no más; otros luego de estar, comienzan a alternar con lo de antes, hasta que la miel del pecado los atrapa. Leamos de la Palabra:
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Pedro 2:20-22.
¡He visto tantas actitudes!, desde los que juran amor eterno a Dios, pero luego... otros que se van de mundialistas, porque Dios es misericordioso y cuando quieran volver, Él los recibirá con los brazos abiertos, —no digo que no sea así—, pero... hasta los que le prometen lo que sea, para que Él les dé lo que quieren, si lo reciben lo siguen un tiempo y luego, a disfrutar lo que consiguieron de Dios.
El mundo nos enseña a entrar, conseguir y abandonar, como si fuera un dispensador: pagamos lo que exigen, tomamos lo que queremos y nos vamos. ¿En el Señor, podremos hacer lo mismo?
He leído el Capítulo 15 del evangelio de Juan, ese que habla de la vid y los sarmientos (el tronco del árbol y las ramas), lo que pasa con el que fructifica y con el que no; esa parte muchos la han leído o escuchado, la mayoría entiende ese mensaje, pero quiero que nos ubiquemos más adelante:
Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. Juan 15:22-24
Cedemos ante uno, dos, o a las demandas de los tres enemigos espirituales que tenemos; en el fondo uno es el que domina a los otros dos, pero a esta hora te digo claramente: mayor es el que vive en ti, Tu Señor y Redentor.
Abandonar cuando hemos escuchado y visto, es aborrecer y pecar contra Cristo y contra el Padre; la paga de eso, tú sabes cuál es.
Edgardo Pabón Miranda







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